viernes, 17 de mayo de 2013

Ensayos pasados VIII

Mi experiencia como literato

Editorial del Jueves 16 de Agosto de 2012

La literatura en el Paraguay ha dejado de ser una vocación de servicio. Me estoy expresando en condición de iniciático. No esperen a que dé crédito a aquella consigna que dice: “no se puede vivir de la literatura”. Soy más bien original en ese sentido. La sociedad de consumo actual no le pone una pistola en la cabeza al escritor para que a su inspiración también le acompañe de forma obligada las ganas de ganar dinero, de modo a sobrevivir a la crisis endógena y a la crisis exógena.
El paraguayo literato es libre de hacer con su obra lo que quiera desde siempre, con la diferencia aclaratoria de que ahora, los noveles escritores ya no tienen un panorama pesimista para afrontar el debut de sus primeros libros, sin importar el género que llevan consigo. Antes, existían más obstáculos que debían sobrellevarse para mantener a flote la literatura de cada quien. Y repito que me baso en mi perspectiva propia, como poeta que publicó su primer poemario titulado ´Joya del Alma` en el año 2011. Conseguí 400.000 guaraníes en ventas. Es un índice positivo para un estreno como el mío.
Y era lo que yo quise. Nada impuesto por factores. Estaba previsto ese monto para mí.
Fui fríamente calculador, sabedor de lo que conllevaba realizar una medida poco ortodoxa como lo fue la venta de mis libros por mi cuenta, no a la manera de las librerías. No recurrí a una editorial, sino a una editora. No hubo lanzamiento.
Me dirigí contra corriente. Estaba presupuestado el rechazo a querer comprar por una minoría de ningún modo agradable en el trato, tantas situaciones me fueron previstas…
Aunque tal detalle resulta normal. Es una predestinación. La literatura paraguaya es un business rentable según la proyección de sus autores. No ha caído en el show mediático y cada vez más la gama de edades jóvenes se amplía para involucrarse en leer, escribir y publicar así como en mi caso ilustrado.
No es egoísmo, soberbia, egocentrismo, egolatría y similares. Es sentirme identificado como parte de un proceso de evolución óptimo por el que la literatura nacional tuvo que pasar en formato de mal necesario y ese tema ni más ni menos es la literatura después de y sin Augusto Roa Bastos. Yo, antes de publicar mi libro para probar cómo le iba sin mecenas de por medio, pensaba en negativo, en el vacío.
Culminé el comienzo informal de mi experiencia literaria conforme. La voy a transformar en formal cuando se me antoje. El experimento literario programado me dejó con ánimos para otro, otro y otro libro y así, sí, hago mea culpa. Pero esos 20 ejemplares poéticos me enseñaron a autocontrolar las relaciones del espacio, el tiempo y el dinero respecto a mi pasión digna de literatos que empiezan con muy buenos auspicios. Ningún autor es malo. Ningún libro es malo. Doy fuerzas al resto para que se aventuren a lo mismo que hice el año pasado. Ingresen a este mundo, no se arrepentirán jamás. Nadie muerde. Todos tenemos ideas plasmables a las cuales pulir en todo su compuesto. La literatura es esto: una faceta inherente a la humanidad que nos da las llaves para un viaje mental infinito en donde las críticas que acusemos recibo serán bipolares ciertamente, mas, lo innegable de todo ello será que al menos, querido lector, querido lectora, pasaste a ser colega y te convencí para que dejaras una huella en la cultura, aportases a la educación. Por tu bien didático y el de quienes te rodean, haz algún material escrito. El significado de dicha acción se traducirá en avances para curar la peor enfermedad, de nombre ignorancia.

Autor: José Pablo Frete Yódice, 2012

* Prohibido plagiar

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