La cifra oficial de la Shoá
La cifra de seis millones de judíos asesinados por el régimen
nazi, oficialmente aceptada por casi todos los historiadores, me parece
que es una realidad que no necesita de exageraciones por parte de obras
de teatro y películas relacionadas al tema en cuestión, porque todo
intento de exceder lo que fue real no estará de más. Tal como son
descritos los victimarios en cada uno de los testimonios de
sobrevivientes del Holocausto, lo que supera los límites de la
imaginación es creíble. El punto al cual me refiero, ahora bien, no es
comportarme como un negacionista. No es mi intención en absoluto.
Aborrezco del negacionismo promovido por neonazis y no nazis como el
gobernante iraní Mahmud Ahmadineyad. Quiero decir que la cifra de 6
millones de judíos muertos, también presentada como “algo más de 6
millones de judíos”, es menor a la cantidad aproximada de ocho millones
de habitantes judíos de los países europeos que resultaron ocupados por
los nazis. Es decir, dos tercios de todos los judíos que residían en
Europa en 1939, perecieron. Personalmente pienso que hubo mayor número
de víctimas provenientes del judaísmo. Hubo muchísimo más de 6 millones
oficialmente corroborados, considerando las masivas comunidades judías
existentes en Argentina, Estados Unidos, la Palestina posteriormente
convertida en Estado de Israel y otros países de renombre poblacional.
El conteo se hizo adecuadamente, mas no fue más abarcativo sino
eurocentrista. Se tomó mucho en cuenta a los judíos europeos y no del
todo a los judíos de otras partes del mundo que tuvieron parientes,
amigos o conocidos de su mismo origen quienes perdieron sus vidas en los
campos de concentración. Si hay personas que quieren darse por enterado
de este detalle, pues deben hacerse de tiempo y dinero para viajar e
informarse a través de supervivientes judíos que no precisamente fueran
del Viejo Continente. Mucha gente estará de acuerdo conmigo en que para
haber dado a una cifra la condición inobjetable que posee la Shoá, faltó
una mayor inclusión. De cualquier modo, no cambiará nada ni siquiera
con el aumento de la mencionada cifra. Ni con una mayor inclusión hacia
los judíos víctimas y sobrevivientes de otros continentes. La idea de no
perdonar y no olvidar todas esas experiencias terribles, de capturar a
los últimos nazis vivos con paradero desconocido, concienciar para que
no se repita aquel horror que afectó también a gitanos, homosexuales,
negros, discapacitados, comunistas, soviéticos, polacos,
librepensadores, apolíticos, delincuentes comunes, Testigos de Jehová,
pueblos eslavos, arios “contrera”, católicos, otras religiones y un
largo etcétera, seguirá teniendo esa obligada esencia dentro de la
memoria colectiva del mundo.
Autor: José Pablo Frete Yódice, 9 de Enero de 2012
* Prohibido plagiar
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