El pasado 15 de Mayo no publiqué nada porque murió mi ex guitarrista Arturo Villagra.
Esta semana, yéndose hacia la mitad, se puso excesivamente fea para mí. Perdí a un compañero, amigo, colega músico, excelente voz, grandioso instrumentista, genio incomprendido por la mayoría, mas no así por quienes, como yo, estuvieron con él. Por respeto a su memoria, hice un parate aquí y en otras cosas.
Tengo también a un amigo y ex compañero de la infancia en la primaria del Colegio Salesiano Monseñor Lasagna batallando por sobrevivir en Emergencias Médicas tras un accidente gravísimo de tránsito: Rodney Ucedo. Gracias a Dios, a la Virgen... Gracias a la vida que todavía creo que va a darme tanto más del tanto de ahora por delante, la semana terminó bien este Viernes a la noche, luego de una trágica y devastadora muerte cercana a mi persona y a la espera de que otro ser mío se reponga.
Otro deceso lamentable fue el de Don Carlos Colombino, artista compatriota eximio, inventor de la xilopintura. Fue otra partida de golpe. Y golpazo para el país, su cultura, su historia, su arte, tantas cosas. Él era un pariente lejano, de esos casi parientes sin serlo, pero lejanos, pues yo desciendo de Doña Benita Colombino, emparentado con él, ella a quien mi madre conoció y suele recordar como 'la abuela Benita'.
Mucho dolor personal sumado al frío, a los vientos y a las lluvias juntos los tres quienes mataron en la calle más allá de las cifras oficiales.
Pero por suerte, la semana que inició negra, negrísima con el óbito de Colombino y de Artie y continuó por el camino con el accidente de Rod, creí que iba a acabar de igual forma. Un poco pensé de esa manera. Me siento sumamente afortunado a posteriori de haberme errado a mí mismo de que no haya resultado tal cual, eh. Ahora vislumbro, quiero vislumbrar, con todas las fuerzas conocidas y desconocidas pero no para mal sino para bien y para mejor inclusive, aquel horizonte que al pedo, al pedísimo, re luego, demasiado tiempo busqué y no hallé, porque mejor nomás la belleza surge sin planearse.
Antes de alcanzar cada quien lo que considere como perfección suya, es ley: de modo inevitable debe pasar por tribulaciones que ponen a prueba a todos y a todas por igual. Aquellas situaciones límites de las que hablaba Sartre. O lo que sea. Todo pasó tan de repente personalmente en esta semana que se fue, fue como si se te hubiera muerto una familia entera en un día y que las pompas fúnebres no iban a tener un destino final ni siquiera dentro del último cementerio sobre la faz terrenal en la cual habito junto a casi 10 mil millones de seres humanos. Los obstáculos, no obstante, seguirán su curso, apareciendo donde menos uno lo imaginase, porque forman parte de la existencia al igual que la felicidad de dar y recibir unos abrazos, unos besos, unas caricias del sexo femenino.
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