Los cantos provinieron
de tiempos remotos.
De cuando los hombres
vestían blancos sayales,
y los metales se arrastraban
por largos corredores.
Provinieron de antiguas costumbres,
de cuando las fórmulas
fueron inventadas, y el triángulo
fue estudiado, en todas sus formas
por primera vez.
Los cantos llegaron con el viento
y el miedo en la noche.
Envolvieron mansamente
a los hombres en hondos susurros,
que crecieron como ecos
en los montes,
en las celebraciones,
en los ritos.
Fueron como misteriosos paisajes,
nombres que se repitieron
en los laberintos.
Los cantos, fueron el Laúd y el Órgano
en las catedrales de piedra.
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